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  Perfil del albergue y estilo de acogida
 
     
 
  Herederos de la antigua tradición de la Iglesia
 
     
 
Junto a la descripción de las instalaciones queremos también decir unas palabras sobre el perfil de nuestro albergue y su estilo de acogida.

Intentamos despertar el sentido cristiano de la peregrinación para que no desaparezcan los signos de identidad del Camino de Santiago.

No importa sólo caminar, sino cómo se camina, cuáles son los motivos al caminar. No importa tanto haber caminado, sino haber sabido caminar para que no perdernos nada del Camino: paisajes, gentes, arte, cultura,…y fe.

La capilla del albergue es un lugar abierto para la oración, la meditación, la contemplación de las obras de arte, un lugar para refrescar el alma tantas veces atormentada, probablemente más de los que nos gusta reconocer.

La presencia de los sacerdotes ayuda en esta búsqueda espiritual y hace posible el acercamiento a los sacramentos cristianos de la Penitencia y la Eucaristía. Ellos también forman parte de los servicios que el albergue ofrece a los peregrinos. En los meses de julio y agosto contamos con la ayuda de los religiosos franciscanos conventuales.

Somos conscientes de la necesidad que los peregrinos tienen de que sean atendidas sus penurias físicas. Ellos mismos, otros peregrinos o el personal sanitario cura sus llagas, ampollas, tendinitis, etc. Cada cual se ocupa de los sanos hábitos de higiene personal, alimentación, etc para conseguir bienestar corporal.

Los peregrinos tienen también acumuladas muchas experiencias sobre las virtudes curativas del Camino de Santiago y su función terapéutica. El Camino es una llamada a la búsqueda de uno mismo, a la clarificación de nuestras relaciones personales, la invitación a un cambio hacia una vida más sana tanto física como psicológicamente.

Además el Camino nos sitúa frente a la Naturaleza, despierta nuestra conciencia ecológica, somos más conscientes de los ritmos de la Naturaleza, el sol con sus estaciones, la flora, la fauna, los montes, valles y ríos. Pisamos sobre las huellas de millones de pies que han caminado antes que nosotros este Camino. De alguna manera nos sentimos un eslabón unidos a otros en la larga cadena de la fraternidad jacobea a lo largo de los siglos, herederos de la experiencia de otros peregrinos, continuadores de una tradición milenaria. No somos islas, somos pueblo, comunidad, asamblea.

Si somos creyentes formamos parte del pueblo de Dios, de la comunidad cristiana, de la asamblea de los bautizados que llamamos Iglesia. Nos damos cuenta de que no solamente hay que atender al bienestar de nuestro cuerpo, sino que tenemos que procurar la salud integral de nuestra persona, sin descuidar nuestro crecimiento en la fe.

Por eso, en este albergue “San Nicolás de Flüe” de Ponferrada, además de los servicios que se ofrecen a los peregrinos, no queremos olvidar el acompañamiento espiritual a los peregrinos como corresponde a un albergue parroquial que expresa de este modo la obra de caridad de la Iglesia Católica  y hace realidad práctica las obras de misericordia, especialmente aquella que nos llama a ”dar posada al peregrino” con un sentido cristiano heredado de la larga tradición de los monasterios y otras instituciones de la Iglesia, tan presentes en la historia del Camino de Santiago.

Signos religiosos en todo el albergue, Biblias en varios idiomas puestas a disposición de los peregrinos, carteles y nombres de las habitaciones con frases bíblicas, la propia capilla de la Virgen del Carmen, la oración y bendición de peregrinos, la Eucaristía en los domingos y días festivos, la posibilidad de encontrarnos con los sacerdotes del albergue, materiales para la oración y explicaciones con sentido catequético de las pinturas de la bóveda de la capilla, de la columna jacobea, de la vida del santo patrono de nuestro albergue…intentan ayudar a que el peregrino sea consciente de que no sólo peregrina con los pies, que no sólo hay que cuidar los pies o la espalda.

Es un albergue parroquial que depende de la Basílica de Nuestra Señora de la Encina, patrona del Bierzo. La identidad religiosa y la titularidad del mismo como obra social de la Iglesia católica refuerza su voluntad de acoger a los peregrinos sin hacer distinción alguna. Nos identificamos con las palabras que recibían a los peregrinos a la entrada del albergue de Roncesvalles en el siglo XIII, que  la puerta se abre a todos – a los enfermos y los sanos, no solo a los católicos sino también a los paganos… en otras palabras, a todos los que están en el Camino, sin discriminación. Aunque es lenguaje del siglo XIII, queda clara la intención.

Por ello, en  nuestra puerta de entrada, junto al símbolo de los Hospitaleros Voluntarios- una figura humana con los brazos abiertos- hay un cartel en distintos idiomas con la frase latina PORTA PATET, MAGIS COR (La puerta está abierta, más aún el corazón) que nos esforzamos en hacer realidad, a pesar de nuestras limitaciones humanas. Y también el viejo lema franciscano: Paz a los que llegan, salud a los que habitan, felicidad a los que se marchan.

Además de  estos signos de identidad cristiana la presencia de la capilla del Carmen posibilita un lugar tranquilo para la oración, la meditación y el sosiego espiritual de los peregrinos. Allí, además de los momentos para la oración personal, se ofrece a quienes voluntariamente se acercan un momento de oración que termina con la bendición de peregrinos. Los domingos y días festivos se celebra también la Eucaristía. Cuando es posible se halla presente el sacerdote para la confesión sacramental y el acompañamiento de la búsqueda espiritual de los peregrinos que lo deseen.

Dentro del profundo respeto a las opciones de fe queremos presentar nuestra oferta  de atención también espiritual. Aunque caminamos con los pies peregrina toda la persona y no sólo hay que atender a las necesidades físicas, hay peregrinos que demandan además otros servicios. Podemos decir que nadie está obligado a beber pero se nos pide que ofrezcamos el agua.

En la línea de la acogida tradicional de la Iglesia a lo largo de los siglos nuestro albergue es una institución social sin ánimo de lucro y no solicita una determinada cantidad de dinero por los servicios que ofrece, pero sí queremos hacer llegar a los peregrinos la idea de que colaboren con sus donativos  para  el mantenimiento del albergue. Un cartel en varios idiomas junto a la caja de donativos lo expresa con estas palabras: “Este albergue no recibe ningún tipo de subvención. Los gastos de calefacción, luz, materiales higiénicos y de limpieza, etc  se deben pagar con los donativos que vosotros dejéis en esta caja. Las personas que ayudan aquí son voluntarios y no reciben ningún sueldo aparte de vuestra sonrisa”
 
     
 
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